Haciendo las
Paces con tu Pasado.
¿Eres justo
contigo?
Si te fijas,
todos absolutamente todos, tomamos nuestras decisiones basados en el nivel de conciencia que
teníamos en el día y momento en que las tomamos.
No sólo basta
perdonar a nuestros padres por lo que consideramos sus faltas. Si te fijas
ellos también pensaron, actuaron y decidieron en base a sus niveles de
conciencia que tenían en el momento que las tomaron. Ellos buscaban simplemente
lo que creían que era lo mejor para ti, incluso en un abandono. Estaban
influenciados por su entorno, quizá no tenían la mejor educación escolar, o
carecían de modelos de comportamiento en el cual fijarse para haberlo hecho
mejor. No tuvieron los mejores profesores escolares, quizá ellos mismos
provenían de familias disfuncionales de generaciones atrás, gente que peleó en
la revolución, guerras en otros países,
crisis económicas. El punto es no podemos juzgarlos porque no sentimos ni
remotamente lo que experimentaron en carne propia.
Mi pregunta
hacia ti es: ¿tomarías ahora mismo exactamente las mismas decisiones que
tomaste en su momento? Lo más probable es que les hubieras hecho cambios o que
hubieran sido radicalmente diferentes. Ahora sabes por qué funcionan ciertas
cosas y por qué no. Ahora tienes la experiencia, información, los recursos que
no tenías. Y por ende, un nivel de conciencia mayor que el actual. Así que
puedes perdonarte a ti mismo.
Sé justo
contigo; revisa si la vida, a base de golpes,
te ha hecho ser mejor persona, profesionista, padre. Puedes hacer un
ejercicio: en una hoja de papel escribe una raya en el medio. De un lado pon
“Lo que hice bien” escribe todas las cosas que se te vengan a la mente. Vacía
tu mente. Puedes poner ámbitos escolares, familiares, paternales,
empresariales, sociales, etc. Escribe también por qué consideras que es algo
que hiciste bien. En el otro lado de la hoja de papel escribe “Lo que me
equivoqué”. En todos esos mismos ámbitos. Y describe por qué consideras que te
equivocaste. Lo más probable es que los aciertos superan a los errores. Y si
tienes la disposición de preguntarle a tus mejores amigos que te digan con
franqueza las cosas, verás que ellos también ven que tienes más cosas positivas
que poner en la columna izquierda.
Si crees en dios,
como creo yo - aunque no sea una religión organizada- vacía tu corazón y pide
apoyo, puesto que todos somos hijos del universo. Si eres ateo esa palabra te
viene mejor que la palabra dios. Puedes hacerlo en voz alta en un lugar
privado, o pedirlo con la mente. Pídelo tantas veces como sea necesario hasta
sentir mayor paz. El hecho es que en el universo existe la compasión, tu sabes
que existe, la haz visto, sentido en muchas ocasiones en tu vida. El universo te lo puede dar puesto que es
infinito. No te quedes con la angustia guardada en tu pecho. Hay que sacarla;
declarar que tenemos ahora un estado de madurez más alto y que no podemos
mantener la angustia como si fuera un gas tóxico. Tenemos que liberarnos de ese
sentimiento.
Toma acción
positiva. Enfócate. Redobla esfuerzos sin queja. Hacer los cambios en tu vida,
significa que ya pagaste el error que hayas cometido. Es la mejor manera de
demostrar que el dolor de haber sentido las fallas, sirvió para un propósito
superior: hacerte mejor persona hacia ti mismo y hacia los demás.
Derechos
Reservados 2017, Ing. Gerardo Herrero Morales
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