martes, 21 de febrero de 2017

Compartir a Fuerzas. Una Lección Para Nuestros Hijos.


Compartir a Fuerzas. Una Lección Para Nuestros Hijos.

Hace años asistí a un curso para educar a nuestros hijos impartido por un psicólogo de niños con más de 20 años de experiencia.  En un momento dado se discutía el valor de compartir. Una mamá expuso que se sintió avergonzada delante de las otras mamás en el cumpleaños de su hija pequeña; todo porque la niña no quería compartir sus regalos y juguetes con otros niños invitados a la fiesta. La mamá le preguntó al psicólogo qué debería de haber hecho. El psicólogo le contestó que debió de haber forzado a la niña para que prestara sus juguetes, y en caso de que no hubiera querido, entonces la mamá debió haber agarrado los juguetes y prestárselos a los niños. ¿Estás de acuerdo?

Cuando escuché eso le pregunté al psicólogo si me podía prestar su camioneta, que se la regresaba en unas horas, y al verlo confundido le dije: “Bueno, después de todo te encantan compartir tus juguetes, en este caso de niño grande, ¿no?” Al decirme que no me prestaría su camioneta le dije, “Cuando no somos congruentes entre nuestro decir y hacer, invalidamos nuestras recomendaciones”.

El compartir está muy bien, pero es decisión del dueño del artículo, y una vez que regalamos algo a nuestros niños, otorgamos el derecho y la libertad de decidir qué quieren hacer. Forzarlos, y más delante de extraños, sólo hace que destruyamos su autoestima, mandándoles un fuerte mensaje subliminal que los demás son más importantes que ellos.
Es también un asunto vital el considerar el respeto a la propiedad ajena. Los países que la siguen han logrado salir adelante y eso se enseña desde la familia.

Los niños solos toman la iniciativa de prestar sus juguetes, regalarlos o intercambiarlos por otros. Es muy divertido convivir con amiguitos, pero primero deben de tener la experiencia de poseer algo propio. Primero tienen que tener la sensación de poseer, de ser dueño de algo, antes de cederlo de manera voluntaria. Si damos o prestamos algo de manera forzada, ¿qué valor tiene nuestro regalo o préstamo? Y si como padre les quieres enseñar a donar, prestar o intercambiar, lo cual es magnífico, hazlo con el ejemplo  y con tus juguetes de adulto. No lo pregones.

Por lo tanto, mi respuesta sería que no estaría de acuerdo con el psicólogo y creo que la de Stephen Covey, el autor de “Los 7 hábitos de la gente eficiente”, sería la misma, porque en su libro comenta que el actuó con la idea de forzar a su hija a compartir y lo único que logró fue sentirse terrible y un fuerte resentimiento de su hija.

Ahora bien el psicólogo podría haber sugerido que la mamá usara “psicología inversa”, es decir, que ella dijera a la niña, “muy bien, está perfecto que juegues con tus juguetes y no los prestes, puesto que son únicamente tuyos”. Entonces haber invitado a los niños a jugar entre ellos, quitándole con ello la presión social a la niña. Pasado el tiempo, la niña se habría aburrido de jugar sola y en el deseo de ser acompañada, ella misma hubiera tomado la iniciativa de querer buscar amiguitos y ofrecerles jugar con ellos prestándoles sus juguetes.

El psicólogo, es un reflejo del sistema educativo, en donde no vale mucho el individuo, es un “sistema de masas”, se condiciona al individuo, tiene que pedir permiso hasta para ir al baño a hacer sus necesidades, es forzado a cumplir con las “normas sociales” y no es tomado en cuenta.

No estamos aquí hablando de “egoísmo”. Si te fijas cuando subes a un avión, te indican que en caso de problemas primero te pongas tu mascarilla de oxígeno, y que luego ayudes a los que puedas. Es lo mismo en la vida. Tienes que cubrir tus necesidades sin afectar a terceros y eso no es egoísmo sino una situación normal. Si no ves por ti, es probable que nadie lo haga. Esa lección es importante que la tengan tus hijos. Puedes y debes educarlo -siempre con el ejemplo- que sea generoso, pero primero que sepa defender sus legítimos intereses y de manera asertiva.

Derechos Reservados 2017, Ing. Gerardo Herrero Morales





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